Reelección fáctica
A lo largo de la historia, los hechos han demostrado que los resultados de las reelecciones siempre fueron malos. Con el tiempo se pierde la dinámica necesaria de la gestión, el elefante burocrático y político se oxida y la rapidez de reflejos que requieren las problemáticas cambiantes se pierde. Lamentablemente en esta Argentina de hoy estamos ante una reelección fáctica, esa es la causal de los problemas actuales. El gobierno accede a un segundo mandato sin poder echar culpas a una administración anterior. El conflicto con el sector agropecuario demuestra la falta de ideas, la maquiavélica forma de concebir la política y el no reconocimiento a los problemas presentes. Se sabe, para poder solucionar algo, primero hay que ser consientes de que estamos ante un problema. Esta visión sesgada de la realidad también se refleja con el problema inflacionario, que a pesar de no entrar en una etapa de recrudecimiento, requiere no menos que medidas concretas en pos de morigerarla. Las consecuencias del aumento generalizado de los precios son graves, gravísimas. Es una relación directa, a medida que aumenta la inflación, aumenta el número de pobres en esta Argentina desigual. Además carcome el poder adquisitivo de la sociedad toda, con las consecuencias funestas que todos conocemos. El esquema actual de impuestos regresivos agrava el panorama, llegando al increíble resultado de que clases bajas terminen subsidiando al conjunto social.
A pesar de que sea improbable, es menester pegar un golpe de timón en la concepción de poder (no solo del actual gobierno Nacional, sino de todos los actores sociales y políticos), en el abordaje de los conflictos, brindando soluciones innovadoras, creativas y concretas a los mismos. El Estado debe actuar llevando como bandera única e inalienable el dialogo, escuchando las realidades sectoriales de manera de convertirse en verdadero vehículo de interacción y solución, en una sociedad que parece verse cada vez más enfrentada, inducida desde un poder político que hace oídos sordos a un pedido común: integración, verdadera inclusión, respeto, libertad, honestidad y defensa de los derechos de todos los argentinos. ¿Alguna vez veremos hecho realidad este anhelo?
Cristian Bergmann