4 de julio de 2007

El voto

Una experiencia formidable, acto democrático por naturaleza. Asistir por primera vez a una elección, a pesar de la importancia relativa de la misma por ser internas, es una sensación única e irrepetible. Es sentirse artífice del futuro, bueno o malo, y participe necesario en la construcción futura, como responsable de ello también.
Lamentablemente no es el sentir de las mayorías. Esta alegría republicana se ve opacada por el descrédito generalizado a la clase dirigente como si provinieran de otro planeta, pero surgen de nuestra sociedad. Fueron educados aquí, y sus principios fueron inculcados aquí también. En el país, ¿estamos generando personas con principios?
Motor del cambio seremos cuando la violencia verbal, ideológica y política se vea reemplazada por la vehemencia del sufragio. ¿Qué mas podemos pedir que ser artífices necesarios del porvenir? Nuestro destino de grandeza no puede ser arrebatado por la falta de compromiso. Y estamos en momentos propicios para dar el salto cualitativo necesario para pasar del crecimiento al desarrollo (no solo económico).
Abandonando la violencia de la calle por la participación cívica responsable podremos empezar a cimentar un país que de una vez por todas crezca en los aspectos descuidados de siempre: inclusión social, distribución del ingreso, calidad institucional, reglas de juego estables, visión estratégica de país, igualdad de oportunidades, vivienda y trabajo (sin clientelismo), educación de excelencia… y la lista sigue…

Cristian Bergmann
3 de Julio de 2007